en Sexualidad y Envejecimiento.

Resumen del tema

A medida que las personas envejecen, experimentan diversos cambios físicos, psicológicos y sociales que pueden afectar significativamente a su motivación y a sus relaciones sociales y, en consecuencia, a su bienestar (Carstensen, 2021). Aunque en los entornos profesionales, la atención suele centrarse en cuestiones relacionadas con la salud, hay cambios relacionados con la edad que no están relacionados con enfermedades o limitaciones funcionales, o sólo lo están de forma indirecta. Sin embargo, estos cambios suelen tener una influencia igualmente grande en la calidad de los aspectos emocionales, cognitivos y conductuales de la calidad de vida y la sexualidad de las personas.

A continuación se analizan los cambios relacionados con la edad en la motivación y las relaciones sociales en la vejez, a partir de teorías e investigaciones gerontológicas. Si comprendes estos cambios, podrás ayudar mejor a los adultos mayores a mantener una sexualidad sana y satisfactoria (Scherrer, 2009).

Fines y objetivos

Resultados del aprendizaje

Después de leer este módulo deberás ser capaz de...

  • Comprender los cambios motivacionales en la vejez, incluidos los cambios de objetivos y prioridades influidos por los cambios en la percepción del tiempo de vida restante.
  • Reconocer los cambios en la motivación sexual de los adultos mayores, la variabilidad del deseo sexual y la importancia de la intimidad y de las nuevas formas de expresión sexual.
  • Comprender los cambios en las relaciones sociales tales como las transiciones en las asociaciones, el impacto de los entornos sociales y el papel de los convoyes sociales a medida que los seres humanos envejecen.
  • Apreciar la importancia de las relaciones intergeneracionales para apoyar el bienestar de los adultos mayores y combatir el aislamiento social.
  • Comprender mejor los efectos de cohorte y su influencia en las normas sociales y culturales, la educación sexual, los roles de género y las expectativas de los adultos mayores.

Módulo 1.1

Cambios relacionados con la edad

Cambios motivacionales en la vejez

Algunas teorías del envejecimiento explican los cambios de comportamiento por los cambios de motivación. Los objetivos y las motivaciones cambian a lo largo de la vida y las prioridades de los jóvenes difieren de las de los mayores. Entre las personas mayores, por ejemplo, la reproducción o la promoción profesional pierden relevancia y, del mismo modo, es menos probable que inviertan en actividades o relaciones que les reporten beneficios en un futuro lejano. Mientras que para los jóvenes es más importante tener una red social amplia y diversa, las personas mayores dan más valor a las relaciones sociales estrechas (Carstensen, Isaacowitz y Charles, 1999), lo que está relacionado principalmente con la disminución de la perspectiva de vida.

Según la teoría de la selectividad socioemocional (Carstensen, 1999, 2021), los adultos mayores experimentan un cambio en sus prioridades motivacionales. A medida que sus horizontes vitales individuales se reducen, las personas mayores tienden a dar prioridad a objetivos emocionalmente significativos, como cultivar relaciones positivas y mejorar el bienestar emocional. Esta teoría sugiere que los adultos mayores se vuelven más selectivos en sus interacciones sociales, centrándose en la calidad más que en la cantidad.

Cambios en la motivación sexual

Si bien el deseo sexual puede variar entre los adultos mayores, las investigaciones indican que muchos individuos mantienen un interés saludable en la actividad sexual a lo largo de sus vidas y la actividad sexual continúa asociada con el disfrute de la vida (Smith et al., 2019). Sin embargo, la naturaleza y la expresión de la motivación sexual pueden cambiar y mostrar una gran variabilidad entre los individuos: Mientras que actividades sexuales como besarse, tocarse o acariciarse con frecuencia contribuyen a un mayor bienestar tanto para las mujeres como para los hombres, las relaciones sexuales sólo muestran este efecto en el caso de los varones (Smith et al., 2019).

En el contexto profesional, sigue siendo importante reconocer que los deseos y la expresión sexuales pueden variar enormemente entre individuos de cualquier edad, y cada persona debe ser atendida sin presunciones sobre sus necesidades y deseos en función de su edad o sexo. La regla general a seguir debería ser: Todo vale, pero nada debe. Dicho esto, los factores relacionados con el envejecimiento, como la salud física, los cambios hormonales (véase el módulo 1.2) y la dinámica de las relaciones, pueden influir y diversificar la motivación y la expresión sexuales en la vejez: en promedio, las personas mayores informan una disminución de los pensamientos y la actividad sexuales; sin embargo, su necesidad de intimidad sigue siendo igualmente esencial (Kolodziejczak et al., 2019). De Jong Gierveld y sus colegas (2009) descubrieron que la mayoría de los encuestados mayores casados (72%) estaban de acuerdo con la afirmación "A medida que uno envejece, sigue existiendo la necesidad de ternura e intimidad." De hecho, para muchas personas mayores la calidad de las actividades íntimas que pueden disfrutar muestra un mayor impacto en la satisfacción vital que la frecuencia de la actividad íntima (Skałacka & Gerymski, 2019).

De forma similar, los participantes de los grupos focales del Proyecto EDUSEXAGE (2022) describieron que la intimidad era cada vez más importante para ellos a medida que envejecían. Aunque reconocían cierta nostalgia por la vida sexual activa que tuvieron en su juventud, la mayoría de los participantes expresaron un deseo y un mayor aprecio por los momentos íntimos, como las caricias, los masajes, los besos, cogerse de la mano y la comunicación. Esta "nueva" apreciación de la intimidad servía como complemento o sustituto de la actividad sexual centrada en el coito. Las personas mayores también mencionaron que, a medida que envejecen, sienten una sensación de libertad en su sexualidad, ya que las preocupaciones relacionadas con el embarazo, el cuidado de los hijos o las responsabilidades laborales ya no son relevantes. Esta nueva libertad les permite centrarse en experimentar nuevas sensaciones (EDUSEXAGE, 2022). 

Mientras que los recursos mentales y físicos son los más relevantes para la expresión de la sexualidad en la vejez, los factores psicosociales, como su historia sexual o la disponibilidad de parejas, explican la mayoría de las diferencias interindividuales en la sexualidad (Kolodziejczak et al., 2019). Además, es relevante para la práctica profesional que los individuos también pueden variar en cómo procesan emocionalmente los cambios en la sexualidad asociados al proceso de envejecimiento. Esto se ejemplifica en uno de los resultados de los grupos focales del proyecto EDUSEXAGE: La mayoría de las personas mayores participantes aceptaron una disminución de la líbido y de la participación en interacciones sexuales como parte normal del envejecimiento. Sin embargo, una participante describió la menopausia como un periodo traumático, asociado a la sensación de "hacerse viejo" (EDUSEXAGE, 2022). Los profesionales de la salud y la asistencia social deben tener en cuenta estos cambios y la individualidad de la motivación sexual al abordar las necesidades y preocupaciones sexuales de los adultos mayores.

 

Cambios en las relaciones sociales en la vejez

Como se ha destacado, los cambios motivacionales debidos al envejecimiento animan a las personas mayores a hacer mayor hincapié en el mantenimiento de relaciones estrechas. Sin embargo, hay muchos factores que suponen un reto para la estabilidad de sus relaciones sociales. Un reto importante puede ser la transición a nuevos roles. Para muchos adultos, sus relaciones sociales se basan principalmente en su vida familiar o laboral. La jubilación no sólo puede suponer una reducción drástica de los contactos sociales, sino que las personas que se han jubilado también suelen afirmar que se sienten inútiles y que su autoestima puede disminuir. La sensación de que uno mismo ya no es atractivo o sexualmente apetecible también conduce a una reducción de la autoestima y a la inhibición de la sexualidad. La creencia de que la sexualidad es inapropiada en la vejez y un tabú en el círculo de amigos también puede influir negativamente en la propia sexualidad de una persona.

Con la edad, también aumenta la probabilidad de que se produzcan cambios en la situación de pareja o en las relaciones íntimas. Puede producirse por separación o por fallecimiento de la pareja. Algunas personas encuentran una nueva pareja y descubren nuevas formas de experimentar su sexualidad. Otras se quedan sin pareja. De hecho, la falta de pareja suele citarse como una de las razones más comunes por las que las personas no pueden vivir su sexualidad.

Quienes trabajan con personas mayores pueden tener un impacto positivo en las personas que afrontan retos en sus relaciones sociales ayudándoles a reconocer y dar forma a relaciones positivas. Lo siguiente puede orientar este proceso:

  1. Teoría del convoy social -La teoría del convoy social (Antonucci, 1986) propone que las relaciones sociales forman un convoy protector alrededor de los individuos a lo largo de sus vidas. En la vejez, la composición de este convoy puede cambiar a medida que los adultos mayores atraviesan transiciones como la jubilación, la pérdida de amigos o parejas y los cambios en las condiciones de vida. Los profesionales de la salud y la asistencia social deben reconocer la importancia de mantener y adaptar las relaciones sociales para apoyar el bienestar y la sexualidad saludable de los adultos mayores.
  2. Relaciones intergeneracionales -Los adultos mayores mantienen regularmente conexiones con las generaciones más jóvenes, incluidos los miembros de la familia y las redes comunitarias. Estas relaciones intergeneracionales pueden proporcionar fuentes de apoyo, compañía y oportunidades de participación significativa para las personas mayores (Kaufman y Elder, 2003). Los profesionales de la salud y la asistencia social pueden fomentar y facilitar las interacciones intergeneracionales para promover relaciones sociales positivas y combatir el posible aislamiento social relacionado con la edad.
  3. Dinámica de las relaciones y comunicación -Los adultos mayores pueden enfrentarse a retos únicos en sus relaciones íntimas, incluyendo la navegación por los cambios en el funcionamiento sexual y el tratamiento de las inseguridades relacionadas con la edad. Los profesionales de la salud y la asistencia social pueden desempeñar un papel crucial a la hora de facilitar una comunicación abierta y de apoyo entre los adultos mayores y sus parejas. Al abordar las preocupaciones, proporcionar educación y ofrecer recursos, los profesionales pueden ayudar a los adultos mayores a mantener relaciones sexuales saludables y satisfactorias. Es posible que los adultos mayores prefieran hablar de estos temas con profesionales de la salud y la asistencia social, en lugar de hacerlo con familiares o amigos.

Cambios históricos o efectos de cohorte

Cuando se trabaja con personas mayores, es importante tener en cuenta que el envejecimiento no consiste únicamente en cambios físicos relacionados con la edad. Aunque no cabe duda de que la edad cronológica determina la evolución de la vida, también influye mucho la socialización de la persona. Los efectos de cohorte se refieren al impacto de experiencias compartidas y acontecimientos históricos en individuos que nacieron y crecieron durante un periodo de tiempo concreto. Estos efectos pueden influir en distintos aspectos de la vida, incluida la sexualidad en la vejez. La investigación gerontológica ha puesto de relieve varios aspectos que afectan en conjunto y que conforman las actitudes, comportamientos y expectativas sexuales de los adultos mayores en la actualidad:

Las diferentes generaciones pueden haber estado expuestas a distintas actitudes sociales hacia la sexualidad, que van desde perspectivas conservadoras a otras más liberales. Estas normas pueden influir en el grado de comodidad de las personas a la hora de hablar y expresar sus deseos y necesidades sexuales en la vejez.

Los adultos mayores pueden haber crecido durante periodos en los que las conversaciones sobre salud y placer sexual eran limitadas o se consideraban temas tabú. En consecuencia, sus conocimientos sobre salud sexual, anticoncepción y funcionamiento sexual pueden variar en función del acceso de su cohorte a una educación sexual integral.

Los adultos mayores pueden haber sido socializados en épocas en las que los roles tradicionales de género estaban más rígidamente definidos. Esto puede influir en sus percepciones del comportamiento sexual y las expectativas dentro de las relaciones, afectando a la forma en que abordan y experimentan la sexualidad en la vejez.

Las distintas generaciones pueden haber experimentado diferentes niveles de acceso a la información sobre salud sexual, a los servicios sanitarios y a los avances en los tratamientos médicos para las dificultades sexuales. Esto puede influir en la disposición de los adultos mayores a buscar ayuda para sus problemas sexuales y en su bienestar sexual general.

Los avances tecnológicos también influyen en los efectos de cohorte. Los adultos mayores de grupos más jóvenes pueden haber estado más expuestos a la tecnología, incluidos Internet y las plataformas en línea, que pueden proporcionar acceso a recursos de salud sexual, información y oportunidades para las conexiones sociales y la expresión sexual.

Conclusion

Comprender los cambios relacionados con la edad en la motivación y las relaciones sociales en la vejez es esencial para los profesionales de la salud y la asistencia social que se dedican a sensibilizar a los adultos mayores sobre la importancia de las relaciones sociales y una sexualidad sana. Al reconocer y abordar dichos cambios a lo largo de la vida, se puede ayudar a los adultos mayores a mantener vínculos sociales positivos, fomentar el bienestar emocional y promover una expresión sexual saludable. Es igualmente importante que los profesionales reconozcan la influencia de los efectos de cohorte en las actitudes y comportamientos sexuales de las personas. Al comprender los contextos históricos, sociales y culturales que han dado forma a estas actitudes y comportamientos, se puede proporcionar una atención más personalizada y eficaz que aborde las necesidades y preocupaciones específicas de los adultos mayores de diferentes grupos. La investigación y la colaboración continuas entre los campos de la gerontología y la atención sanitaria pueden contribuir aún más al desarrollo de estrategias eficaces para mejorar la salud sexual y la calidad de vida general de los adultos mayores, teniendo en cuenta tanto los cambios inherentes a la vejez como las influencias únicas de los efectos de cohorte.

Módulo 1.2

Cambios relacionados con la salud (salud física, medicación)

Resumen del tema

La sexualidad es un componente importante de la intimidad emocional y física que hombres y mujeres experimentan a lo largo de su vida. Los cambios fisiológicos relacionados con la edad no imposibilitan ni dificultan necesariamente una relación sexual significativa. Muchas parejas mayores encuentran mayor satisfacción en su vida sexual que cuando eran más jóvenes. Puede que tengan menos distracciones, más tiempo y privacidad, y que no les preocupe quedarse embarazados. También pueden ser más capaces de expresar lo que quieren y necesitan, lo que puede ofrecer la oportunidad de una mayor intimidad y conexión.

El envejecimiento normal también conlleva cambios físicos que a veces pueden interferir con la capacidad de tener y disfrutar del sexo. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo cambia, incluido el peso, la piel y el tono muscular. Algunas personas mayores no se sienten a gusto con su cuerpo envejecido. Les preocupa que su pareja ya no les encuentre atractivos. Las enfermedades pueden causar problemas físicos, junto con el estrés y las preocupaciones, que pueden obstaculizar la intimidad o el disfrute de una vida sexual satisfactoria. Sin embargo, muchos de estos cambios fisiológicos son modificables. Hay varias opciones terapéuticas a disposición de los pacientes para lograr la máxima capacidad sexual en la vejez.

Fines y objetivos

Después de leer este módulo deberás ser capaz de...

  • Comprender que los cambios fisiológicos relacionados con la edad no impiden necesariamente una relación sexual significativa, y muchas parejas mayores encuentran una mayor satisfacción en su vida sexual.
  • Reconocer los cambios físicos que pueden producirse con el envejecimiento y cómo pueden afectar al funcionamiento sexual y a la intimidad.
  • Comprender los cambios específicos de género que pueden experimentar las mujeres y los hombres mayores
  • Identificar las causas de los problemas sexuales en adultos mayores, incluyendo enfermedades, medicamentos, cirugías y factores de estilo de vida, y comprender la importancia de que las personas mayores discutan los efectos secundarios de los medicamentos con los proveedores de atención médica.
  • Reconocer el impacto de la demencia en el comportamiento sexual y los retos en el manejo del comportamiento sexual inapropiado en individuos con demencia.
  • Reconocer la necesidad de prácticas sexuales seguras y la prevención de enfermedades de transmisión sexual en los adultos mayores, incluida la importancia de la educación y la comunicación con los profesionales sanitarios.
  • Reconocer los retos únicos a los que se enfrentan los adultos mayores pertenecientes a minorías sexuales y de género (SGM) y la importancia de crear entornos sanitarios inclusivos y de apoyo para esta población.

Cambios en las mujeres mayores

La menopausia puede afectar a la sexualidad y la intimidad en los adultos mayores. Durante la transición menopáusica de una mujer, que puede durar varios años y finaliza con la entrada en la menopausia cuando la mujer no ha tenido la regla en 12 meses, pueden aparecer diversos síntomas. Estos pueden incluir sofocos, problemas para conciliar el sueño y permanecer dormida, y cambios de humor. El deseo sexual puede aumentar o disminuir. Los cambios menopáusicos que surgen de la disminución de los niveles de la hormona sexual femenina estrógeno incluyen disminución de la lubricación vaginal, cambios psico-sexuales como mal humor, irritabilidad, anorgasmia (incapacidad para alcanzar el orgasmo), disminución de la libido y deterioro del rendimiento sexual (Fritz & Speroff, 2011).

Un cambio común que experimentan las mujeres mayores está relacionado con los órganos sexuales. Con la atrofia urogenital, la vagina puede acortarse y estrecharse, y las paredes vaginales pueden volverse más finas y rígidas. Para la mayoría, habrá menos lubricación vaginal, y la vagina puede tardar más tiempo en lubricarse de forma natural. Estos cambios pueden hacer que ciertos tipos de actividad sexual, como la penetración vaginal, resulten dolorosos o menos deseables. Puede tener efectos no sólo en el funcionamiento sexual, sino también en el bienestar emocional, las relaciones interpersonales, la imagen corporal y actividades cotidianas como montar en bicicleta o permanecer sentada durante mucho tiempo (Huang et al., 2010). La terapia hormonal sustitutiva puede reducir estos síntomas y las mujeres pueden experimentar un aumento considerable del interés y el deseo sexual

El dolor con la actividad sexual también puede deberse a problemas con los músculos y tejidos pélvicos, como la incontinencia urinaria, el cistocele (la pared de la vejiga sobresale en la vagina), el rectocele (la pared del recto sobresale en la vagina) y el prolapso vaginal o uterino (la parte superior de la vagina o el útero se hunde y cae en el canal vaginal) (Salonia et al., 2004). Estos trastornos son especialmente relevantes para las mujeres mayores, ya que tienen un mayor riesgo de sufrir trastornos del suelo pélvico y, por lo tanto, trastornos de dolor sexual, debido a los cambios musculares y vasculares asociados a la edad y al parto (Walsh y Berman, 2004). Estos trastornos pueden tratarse con procedimientos quirúrgicos.

Cambios en los hombres mayores

Con la edad, la impotencia, también llamada disfunción eréctil, se vuelve más común. La disfunción eréctil es la pérdida de la capacidad de tener y mantener una erección, y la erección puede no ser tan firme o tan grande como solía ser (Marais, 2020). De las causas de disfunción sexual masculina, la disfunción eréctil y el hipogonadismo (disminución del nivel de hormona masculina) son las más frecuentes y aumentan con la edad (Kandeel et al., 2001). La potencia fisiológica (capacidad de tener una erección suficiente para el coito la mayor parte del tiempo) disminuye con la edad: un estudio mostró una disminución del 97% de 50-59 años al 76% de 60-69 años y al 51% de 70-80 años (Matthias et al., 1997). Los investigadores del estudio no pudieron explicar esta disminución únicamente por medicamentos o enfermedades, lo que sugiere que la edad puede ser un factor independiente. 

Además, con el envejecimiento se producen cambios en la estructura del pene. La concentración de fibras elásticas y colágeno disminuye con la edad. Además, se estima que hay una disminución de hasta el 35% en el contenido de músculo liso del pene en los hombres mayores de 60 años. La sensibilidad mecánica del pene disminuye (Seftel, 2003).Estos cambios pueden contribuir al desarrollo de la disfunción eréctil en los hombres mayores, lo que sugiere que el proceso normal de envejecimiento en ausencia de enfermedad puede ser suficiente para producir disfunción eréctil en al menos algunos hombres (Lochlainn, 2013).

Algunas investigaciones han informado de que los problemas sexuales más prevalentes entre los hombres eran la dificultad para lograr o mantener una erección (37%), la falta de interés en el sexo (28%), llegar al clímax demasiado rápido (28%), la ansiedad por el rendimiento (27%) y la incapacidad para llegar al clímax (20%) (Lindau et al., 2007). Las terapias disponibles actualmente para la disfunción eréctil incluyen medicación oral (por ejemplo, sildenafilo), terapia de autoinyección en el pene, inyecciones hormonales, dispositivos de constricción al vacío, revascularización arterial, prótesis de pene y tratamiento psicológico (Lochlainn, 2013; Marais, 2020). Se espera que la investigación futura sobre la terapia génica, así como sobre los mecanismos neurales, vasculares y moleculares implicados en la erección, conduzca al desarrollo de terapias aún más seguras, eficaces y convenientes para los hombres con disfunción eréctil.

Causas de los problemas sexuales

Aunque la disfunción sexual aumenta con la edad, es más probable que las enfermedades, la medicación y la cirugía interfieran en el funcionamiento sexual que el envejecimiento por sí solo (Bauer et al., 2007). Las enfermedades físicas pueden afectar a la función sexual directamente, al interferir en los procesos endocrinos, neuronales y vasculares que median en la respuesta sexual, e indirectamente, al causar debilidad o dolor, y psicológicamente, al provocar cambios en la imagen corporal o la autoestima (Choi et al., 2011).

Algunas enfermedades, discapacidades, medicamentos y operaciones pueden afectar a la capacidad de mantener relaciones sexuales y disfrutar de ellas:

El consumo excesivo de alcohol puede provocar problemas de erección en los hombres y retrasar el orgasmo en las mujeres.

El dolor articular debido a la artritis puede hacer que el contacto sexual resulte incómodo. El ejercicio, los fármacos y, posiblemente, la cirugía de sustitución articular pueden ayudar a aliviar este dolor. El reposo, los baños calientes y cambiar la posición o el momento de la actividad sexual pueden ser útiles.

El dolor puede interferir en la intimidad. También puede causar cansancio y agotamiento, dejando poca energía o interés en el sexo. El dolor crónico no tiene por qué formar parte del envejecimiento y a menudo puede tratarse. Sin embargo, algunos analgésicos tienen efectos sobre la función sexual, por lo que las personas mayores deben hablar con su médico sobre los efectos secundarios de cualquier medicamento y sobre lo que podría ser útil para evitarlos.

La falta de interés en actividades que solía disfrutar, como la intimidad y la actividad sexual, puede ser un síntoma de depresión . Hablar con un médico sobre posibles tratamientos que no interfieran aún más con el deseo podría ser una solución.

Ésta es una de las enfermedades que pueden causar disfunción eréctil. En la mayoría de los casos, el tratamiento médico puede ayudar. Cuando no está bien controlada, la diabetes puede provocar infecciones por hongos, que pueden causar picor e irritación y hacer que las relaciones sexuales resulten incómodas o indeseables.

El estrechamiento y endurecimiento de las arterias puede alterar los vasos sanguíneos de modo que la sangre no fluya libremente. A algunas personas les puede llevar más tiempo excitarse y puede resultarles difícil tener o mantener una erección. Esto puede dificultar la consecución de un orgasmo. Las personas que han sufrido un infarto, o sus parejas, pueden temer que mantener relaciones sexuales provoque otro incidente cardiovascular. Aunque la actividad sexual es generalmente segura, es aconsejable seguir los consejos médicos.

La pérdida de control de la vejiga o las pérdidas de orina son más frecuentes con la edad. La presión adicional sobre el estómago durante las relaciones sexuales puede provocar pérdidas de orina. Esto puede evitarse cambiando de postura o vaciando la vejiga antes y después de mantener relaciones sexuales. Además, la incontinencia puede tratarse con tratamientos médicos, entrenamiento para el control de la vejiga y cambios en el comportamiento y el estilo de vida.

Algunos fármacos pueden provocar efectos secundarios que interfieran en las relaciones sexuales, como sequedad vaginal, disfunción eréctil, dificultad para eyacular, dificultad para excitarse y alcanzar el orgasmo y disminución del deseo sexual. Entre los fármacos que pueden causar estos problemas se incluyen algunos medicamentos para la tensión arterial, antihistamínicos, antidepresivos y fármacos para otras enfermedades mentales, sedantes, medicamentos para la enfermedad de Parkinson o el cáncer, supresores del apetito y fármacos antiulcerosos. Las personas mayores deben hablar con su médico sobre cómo cambiar de medicación para evitar estos efectos secundarios.

Los adultos con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de erección.

Se trata de un trastorno en el que se forma tejido cicatricial bajo la piel del pene y tira de los tejidos circundantes, haciendo que el pene se curve o se doble, normalmente durante una erección. Las curvaturas del pene pueden hacer que las erecciones sean dolorosas y que las relaciones sexuales sean dolorosas, difíciles o imposibles.

La capacidad de mantener relaciones sexuales a veces se ve afectada por un ictus. Un cambio de postura o la utilización de dispositivos médicos pueden ayudar a mantener relaciones sexuales a las personas con debilidad o parálisis continuas. Algunas personas con parálisis de cintura para abajo siguen siendo capaces de experimentar el orgasmo y el placer.

Cualquier tipo de intervención quirúrgica puede causar preocupación, y ésta puede ser aún mayor cuando se trata de las mamas o las zonas genitales, como las intervenciones quirúrgicas para extirpar el útero (histerectomía), las mamas (mastectomía) o la próstata (prostatectomía). La mayoría de las personas pueden recuperar el tipo de vida sexual que tenían antes de la operación. Para algunos, este tipo de intervenciones puede incluso ayudarles a aumentar sus opciones de vida sexual.

Las investigaciones han demostrado que la frecuencia de la actividad sexual, una vida sexual de buena calidad y el interés por el sexo se asocian positivamente con la salud en la mediana edad y en etapas posteriores de la vida (Lindau y Gavrilova, 2010), y que la mayoría de las personas con una salud entre buena y excelente declaran tener relaciones sexuales "frecuentes", más que las que tienen una salud entre regular y mala (Addis et al., 2006). Aunque los comportamientos de salud modificables, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la falta de actividad física y el tiempo dedicado a ver la televisión, se asociaron a la disfunción eréctil (Bacon et al., 2003), existe un fuerte vínculo entre una vida sexual satisfactoria, la buena salud y una alta calidad de vida.

Demencia

Las personas con algunas formas de demencia pueden mostrar un mayor interés por el sexo y la cercanía física, pero pueden no ser capaces de juzgar cuál es el comportamiento sexual apropiado. Las personas con demencia severa pueden no reconocer a su cónyuge o pareja, pero aún así pueden desear el contacto sexual. A veces pueden incluso buscarlo con otra persona. La prevalencia de la conducta sexual inapropiada (CSI) oscila entre el 2% y el 17% de los pacientes con demencia y es más común en los hombres (Black et al., 2005; Stubbs, 2011). Puede ser confuso y difícil saber cómo manejar esta situación, ya que la diferenciación entre comportamientos sexuales anormales y normales puede ser un reto. La CSI puede provocar un conflicto entre el respeto a la autonomía del paciente y la prevención de traumas psicológicos y físicos para el paciente y los demás (Black et al., 2005; Kamel y Hajjar, 2003). Antes de aplicar cualquier estrategia de tratamiento, debe obtenerse un historial clínico y sexual exhaustivo. Las estrategias para controlar la CSI incluyen terapia conductual y farmacológica (Black et al., 2005).

Si la CSI se debe a señales sociales concretas que se malinterpretan, la modificación de estas señales suele conducir a una reducción de las conductas inapropiadas. Otros tratamientos no farmacológicos que se han revelado útiles para reducir y/o eliminar estos comportamientos son:

Cuando se producen comportamientos inadecuados, la persona mayor puede beneficiarse de explicaciones sensibles de por qué dichos comportamientos son inaceptables. Es útil evitar la confrontación, ya que puede causar excesiva culpa o vergüenza. Al mismo tiempo, no se deben ignorar los comportamientos inadecuados, ya que pueden reforzarse involuntariamente. La distracción puede ser una técnica muy útil para algunos de los pacientes. En las residencias de ancianos, las habitaciones individuales y la previsión de visitas conyugales o domiciliarias pueden ayudar a reducir la frecuencia de estos comportamientos al satisfacer el impulso sexual normal del paciente. En el caso de los pacientes que ya muestran comportamientos inadecuados, puede ser útil evitar las señales externas, como los programas de televisión o radio sobreestimulantes. En pacientes con tendencia a exponerse o masturbarse en público, pueden ser útiles pantalones que se abran por detrás o que no tengan cremalleras. Para los pacientes en entornos poco estimulantes, puede ser útil prever una actividad social adecuada. Para las interpretaciones sexuales erróneas, es útil proporcionar explicaciones sencillas y repetidas de por qué tales comportamientos son inaceptables.

El cuidado de pacientes con demencia en casa o en una residencia de ancianos exige un alto grado de habilidades técnicas e interpersonales. Los cuidadores se encuentran a menudo atrapados entre las normas morales, los derechos de la persona y la prestación de cuidados adecuados a sus pacientes. Esto puede provocar confusión, ira, negación, impotencia y, a veces, ambivalencia y apatía. Unos programas adecuados de educación sexual para la familia, los cuidadores y el personal de las residencias de ancianos pueden mejorar la calidad de vida de una persona con demencia. La psicoterapia de apoyo puede ser útil para los cónyuges de personas mayores que muestran comportamientos inadecuados. A menudo necesitan que se les asegure que estos comportamientos son secundarios a la enfermedad y no un reflejo de su relación. También puede ser útil replantear las peticiones sexuales de su pareja como llamadas de cercanía y tranquilidad. Debe insistirse en la necesidad de una expresión sexual normal, evitando al mismo tiempo comportamientos sexuales inadecuados. Los estudios han demostrado que un mayor conocimiento de la sexualidad y el envejecimiento se asocia a una actitud más permisiva (Black et al., 2005).

Enfermedades de transmisión sexual en adultos mayores

Las personas mayores suelen creer erróneamente que corren menos riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual (Goodroad, 2003; Justice et al., 2022), y se ha observado que el uso del preservativo en las relaciones ocasionales es menos frecuente en las personas mayores (Holden et al., 2005). Sin embargo, se calcula que las personas mayores representan entre el 9% y el 11% de los casos de sida (Goodroad, 2003), y es probable que la prevalencia de la infección por el VIH aumenta con el envejecimiento de la población (Emlet et al., 2019). Las personas mayores necesitan educación sobre prácticas sexuales seguras, VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, y los profesionales sanitarios y asistenciales pueden desempeñar un papel importante a este respecto (Emlet et al., 2019). Los profesionales de la salud y la atención pueden utilizar la abundancia de material educativo sobre sexo seguro diseñado para los más jóvenes que está disponible, y adaptar esta información cuando sea necesario para la población mayor.

Adultos mayores pertenecientes a minorías sexuales y de género

Las personas que se identifican como parte de un grupo sexual y de género minoritario (GSM), como lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o queer, pueden experimentar dificultades adicionales con la sexualidad en la vejez (Brennan-Ing et al., 2021). Años de ocultar su identidad y otros factores pueden causar estrés y miedo que pueden dificultar que los adultos mayores de GSM hablen abiertamente con los médicos u otros proveedores de atención médica.

Por ejemplo, los estudios han descubierto que:

  • Los adultos mayores que practican la MGV tienen más probabilidades que los adultos mayores heterosexuales de padecer ciertas afecciones que podrían interferir en las relaciones sexuales y la intimidad, como una mayor angustia mental y tasas más elevadas de diversas afecciones de salud, como enfermedades cardiovasculares, obesidad y discapacidad.
  • Las personas mayores con GSM pueden ser menos abiertas sobre su orientación sexual en residencias asistidas, residencias de ancianos u otros entornos de cuidados de larga duración por miedo a ser maltratadas y discriminadas.
  • Muchos adultos mayores GSM no revelan su orientación sexual a sus proveedores de atención médica, y algunas personas han informado reacciones negativas cuando lo hacen (Chan & Silverio, 2021; Beckie et al., 2022).

Los investigadores están colaborando con personas de comunidades de GSM para conocer mejor las disparidades sanitarias y otros factores que afectan a estos grupos. Por ejemplo, el estudio Ageing with Pride: Estudio nacional sobre salud, envejecimiento, sexualidad y género, es un esfuerzo a largo plazo en el que participan más de 2000 adultos mayores para comprender mejor el envejecimiento, la salud y el bienestar de las poblaciones SGM y sus familias (Emlet et al., 2019).

Conclusion

Este capítulo exploró los cambios relacionados con la salud que pueden afectar el funcionamiento sexual y la intimidad en los adultos mayores. Los cambios fisiológicos relacionados con la edad, como los cambios hormonales y las alteraciones de las estructuras físicas, pueden afectar a la salud y la satisfacción sexuales. Las mujeres pueden experimentar cambios relacionados con la menopausia, incluida la disminución de la lubricación vaginal y cambios psico-sexuales. Los hombres pueden tener problemas de disfunción eréctil y cambios en la estructura del pene. Además, diversos problemas de salud, medicamentos y cirugías pueden interferir en la función sexual. Sin embargo, es importante señalar que el envejecimiento en sí no imposibilita una relación sexual significativa, y muchas personas mayores encuentran satisfacción e intimidad en su vida sexual. Existen opciones terapéuticas modificables, como la terapia hormonal sustitutiva y diversas modalidades de tratamiento de la disfunción sexual, para mejorar la capacidad sexual en la vejez. Además, en este capítulo se analizaron las consideraciones exclusivas de los pacientes con demencia, la importancia de las prácticas sexuales seguras y la educación sobre las enfermedades de transmisión sexual en los adultos mayores, y los desafíos específicos que enfrentan los adultos mayores pertenecientes a minorías sexuales y de género. Al abordar estos cambios relacionados con la salud y brindar apoyo y educación adecuados, los profesionales de la salud y la asistencia social pueden contribuir a mejorar el bienestar sexual y la calidad de vida de los adultos mayores.

Módulo 1.3

Puntos de vista sobre el envejecimiento y su influencia en la autopercepción y el comportamiento de las personas mayores

Resumen del tema

Las opiniones sobre el envejecimiento, es decir, lo que la gente piensa sobre su propia vejez y la de los demás, el envejecimiento y los adultos mayores como grupo, desempeñan un papel importante en la configuración de las experiencias, la autopercepción, los comportamientos y la salud de las personas mayores. Este módulo explora el impacto de los puntos de vista sobre el envejecimiento, a partir de la investigación gerontológica. Comprender la influencia de los puntos de vista sobre el envejecimiento es crucial para que los profesionales de la salud y la asistencia social promuevan eficazmente una sexualidad saludable en edades avanzadas.

Fines y objetivos

Después de leer este módulo deberás ser capaz de...

  1. Comprender los puntos de vista sobre el envejecimiento y su impacto en la autopercepción y el comportamiento de las personas mayores.
  2. Diferenciar entre estereotipos de edad y autopercepciones del envejecimiento y comprender las diferencias entre ellos.
  3. Explorar el concepto de percepciones del envejecimiento como estereotipos de edad interiorizados y sus efectos sobre la autoestima, la confianza y la expresión sexual en las personas mayores.
  4. Comprender los efectos potenciales de los puntos de vista positivos, negativos y diferenciados sobre el envejecimiento en las propias experiencias de envejecimiento y el bienestar del individuo.

Envejecimiento

Un número creciente de investigaciones se ocupa de comprender qué tipo de ideas tienen los individuos sobre las personas mayores, la vejez y el envejecimiento en general, y cómo afecta eso a las personas mayores. Estas opiniones sobre el envejecimiento pueden ser positivas o negativas y pueden variar entre los distintos aspectos de la vida. Sin embargo, Wurm y sus colegas (2017) sostienen que cuando los individuos contemplan el proceso de envejecimiento, ya sea en relación consigo mismos o con las personas mayores en general, tienden a centrarse más en los aspectos de declive y pérdida que en las posibles ganancias y oportunidades de crecimiento personal (Heckhausen et al., 1989; Hummert, 2011). Estas pérdidas pueden implicar cambios físicos o psicológicos (como la aparición de arrugas, enfermedades crónicas o discapacidades, y el deterioro de la memoria), cambios en los rasgos de la personalidad (como el aumento de la rigidez), pérdidas sociales (como la muerte del cónyuge o de amigos íntimos) o tendencias conductuales (como el aumento de la dependencia de los demás). Por el contrario, las ganancias y el crecimiento asociados al envejecimiento pueden incluir una mayor libertad, paciencia, dignidad y una sensación de madurez o sabiduría (Heckhausen et al., 1989).

La gente tiene ideas y expectativas diferentes sobre individuos o grupos. Estos denominados estereotipos se forman a lo largo de la vida a través de nuestras propias experiencias, el aprendizaje mediante el ejemplo y los conocimientos que se nos imparten formal o informalmente. Se atribuyen determinados rasgos de carácter, valores, capacidades y la apariencia esperada en función de una característica del grupo (Rossow, 2012). Este tipo de concepciones pueden ser útiles en la medida en que nos ayudan a desenvolvernos en las interacciones sociales. Por ejemplo, basándose en suposiciones sobre su nivel de comprensión, los profesionales sanitarios adaptarán la complejidad de una explicación médica en función de si están hablando con un niño pequeño o con un adulto, o de si la persona tiene una formación médica o no médica. De este modo, los profesionales sanitarios intentan maximizar la comprensión y ofrecer la información necesaria para que el paciente pueda hacer frente a su situación. Sin embargo, a veces las personas pueden equivocarse por sus suposiciones: pueden subestimar las capacidades y conocimientos de un niño pequeño o de una persona sin formación médica, y esa comunicación puede hacerles sentir que no se les toma en serio.

Cómo influyen las opiniones sobre el envejecimiento en el trabajo de los profesionales de la salud y la asistencia social es el tema central del Módulo 2.1 del Tema 2: Retos y barreras de los profesionales de la salud y la asistencia social ante la expresión de la sexualidad en las personas mayores.

Se distingue entre las ideas que se tienen sobre las personas mayores como grupo (estereotipos de la edad) y las que se tienen sobre uno mismo como persona mayor (autopercepciones del envejecimiento; Rossow, 2012). Las autopercepciones del envejecimiento pueden diferir significativamente de las expectativas sociales o los estereotipos de la edad. La investigación ha demostrado que los adultos mayores a menudo tienen autopercepciones más positivas de su propio envejecimiento en comparación con sus puntos de vista sobre los demás, centrándose en su sabiduría personal, experiencias de vida y crecimiento personal (Levy, 2009; Wurm et al., 2017). Esto puede atribuirse a la propia experiencia de envejecimiento. Factores como la autoestima, la resiliencia y el apoyo social desempeñan un papel crucial en la configuración de la autopercepción del envejecimiento (Hummert, 2011; Sarkisian et al., 2002). Las personas mayores pueden desafiar los estereotipos sociales manteniendo un fuerte sentido de identidad, realizando actividades significativas y adoptando un enfoque proactivo de su bienestar (Lamont et al., 2015; Rowe y Kahn, 2015).

Sin embargo, no todas las personas son inmunes a los estereotipos negativos. Como se ha destacado, las opiniones de la sociedad sobre el envejecimiento a menudo retratan a las personas mayores bajo una luz negativa, haciendo hincapié en la decadencia, la fragilidad y la dependencia de los demás (Wurm et al., 2017). Estos estereotipos pueden perpetuarse a través de las representaciones de los medios de comunicación, las actitudes edadistas y los prejuicios culturales. Aceptar e incorporar las creencias sociales negativas sobre el envejecimiento en la propia percepción se conoce como edadismo internalizado. Las personas mayores pueden interiorizar las imágenes negativas y los estereotipos, lo que conduce a un menor sentido de autoestima, disminución de la confianza y una renuencia a participar en la expresión sexual (Levy, 2009).

Se han realizado diversos estudios sobre cómo las opiniones sobre el envejecimiento pueden influir en las propias experiencias de envejecimiento de la persona (Wurm y Huxold, 2012). Se ha demostrado que las opiniones negativas sobre el envejecimiento, junto con la discriminación por edad autorreferencial o el edadismo interiorizado, son disfuncionales. Por ejemplo, las personas ya no acuden al médico debido a expectativas de ineficacia relacionadas con la edad, o a síntomas que se atribuyen injustificadamente a la edad, lo que imposibilita un diagnóstico adecuado (dolor de espalda, "depresión senil"). A su vez, las imágenes positivas exageradas de la vejez pueden provocar frustración y decepción si, por ejemplo, no se pueden cumplir las propias expectativas o si no se pueden aceptar los cambios fisiológicos de la vejez (cambios en la piel o el cabello). A las personas que tienen una imagen autorreferencial diferenciada de la edad y que pueden permitir cierta tolerancia a la variación individual en ambas direcciones parece irles mejor.

Las opiniones sobre el envejecimiento también desempeñan un papel importante en la sexualidad en la vejez (Schroeter, 2012). Algunas personas pueden experimentar una diferencia entre sus necesidades y deseos que siguen experimentando a medida que envejecen y lo que perciben que se espera de ellas o lo que ellas mismas habían estado esperando. Las representaciones negativas en los medios de comunicación, como la ausencia de adultos mayores en las relaciones íntimas o el enfoque en el deterioro físico y cognitivo relacionado con la edad, pueden contribuir a las creencias edadistas e influir en la autopercepción y la confianza de las personas mayores en torno a su sexualidad.

Promover imágenes positivas del envejecimiento puede empoderar a las personas mayores al cuestionar los estereotipos y fomentar una representación más inclusiva y diversa de la sexualidad de las personas mayores. Destacar ejemplos de adultos mayores que mantienen relaciones satisfactorias, aceptan su sexualidad y desafían las creencias discriminatorias por motivos de edad puede influir positivamente en la autopercepción y el comportamiento.

Los profesionales de la salud y la asistencia social pueden desempeñar un papel fundamental en la promoción de una autopercepción positiva y la mejora del bienestar sexual de las personas mayores. Fomentar el diálogo abierto, proporcionar información precisa sobre el envejecimiento y la sexualidad y abordar las preocupaciones relativas a la autopercepción pueden ayudar a los adultos mayores a desarrollar una imagen positiva de sí mismos y un enfoque saludable de su sexualidad.

Conclusion

Las opiniones sobre el envejecimiento, ya sean sociales o autopercibidas, influyen significativamente en la autopercepción y el comportamiento de las personas mayores, incluida su sexualidad. Los estereotipos negativos, la discriminación por motivos de edad y una imagen corporal pobre pueden contribuir a disminuir la autoestima y la reticencia a expresar su sexualidad. Los profesionales de la salud y la asistencia social pueden contrarrestar estas influencias promoviendo una visión positiva del envejecimiento, cuestionando los estereotipos y empoderando a las personas mayores a través de la educación, el apoyo y la comunicación abierta. Al fomentar una autopercepción positiva y abordar las preocupaciones relacionadas con las opiniones sobre el envejecimiento, los profesionales pueden ayudar a las personas mayores a adoptar una sexualidad sana y mejorar su bienestar general.

Financiado por la Unión Europea. Las opiniones y puntos de vista expresados solo comprometen a su(s) autor(es) y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea o los de la Agencia Ejecutiva Europea de Educación y Cultura (EACEA). Ni la Unión Europea ni la EACEA pueden ser considerados responsables de ellos.Poyecto número: 2021-1-FR01-KA220-ADU-000026431

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